miércoles, 18 de diciembre de 2019

Mercedes Núñez Targa: escritura contra el olvido

Mercedes Núñez Targa: escritura contra el olvido

Artículo publicado en la Revista Cultural Los Ojos de Hipatía, el 17 de julio de 2019

Rocío González Naranjo

Como viene haciendo de manera excepcional la editorial Renacimiento, en su trabajo de recuperación, nos ofrece las dos obras memorialísticas de Núñez Targa en un solo volumen titulado: El valor de la memoria. De la cárcel de ventas al campo de Ravensbrück. Es una obra imprescindible para conocer la represión sufrida de los luchadores por la libertad que, no está de más decirlo, no tuvieron el apoyo de ninguno de los llamados países democráticos.

   En efecto, Mercedes es una de esas personas que se ha mantenido en el olvido de manera insultante (sobre todo en España) por diferentes razones. La primera que nos parece esencial es el hecho de ser mujer. Ciertamente, la Historia viene siendo escrita de manera androcéntrica, privilegiando héroes hombres que parecen representar los valores de la sociedad imperante. En segundo lugar, un silencio de casi cuarenta años de dictadura es otro de los factores que han sufrido no sólo las mujeres, sino también los hombres que lucharon por la República, pues la Historia viene siendo escrita por los vencedores. Y por último, una legislación dudosa en materia de memoria histórica que además llegó tarde, muy tarde, y que sigue siendo una problemática en estos años en los que se celebra el 80 aniversario de la Retirada.

    Los libros de Mercedes, Cárcel de Ventas y Destinada al crematorio tienen un valor no sólo memorialístico, sino historiográfico que deberían insertarse en los libros escolares, gracias a la transmisión de valores para la construcción del ciudadano, tan necesaria hoy en día. Desgraciadamente, esta manera de ocultar nuestra historia más negra y la exaltación de valores obsoletos hacen crecer fuerzas antidemocráticas y rancias como lo es un partido de cuyo nombre no quiero acordarme.

    Mercedes no cometió más delito que adherir a las ideas progresistas de la República y defenderlas durante la guerra civil. Miembro del PSUC y activa en diversos frentes, fue la secretaria del cónsul de Chile en Barcelona, Pablo Neruda. Al terminar la guerra, la “peligrosísima” Mercedes fue a parar a la malograda cárcel de Ventas, donde permaneció dos años. “Explica a los de la calle lo que has visto aquí”, le dijo una reclusa, y Mercedes cumplió su promesa. En sus escritos relata el horror de aquella cárcel sobrepoblada, denominándola de manera irónica “Hotel maravilloso”. Las diligencias – eufemismo para hablar de torturas –; las “sacas” en medio de la noche con el horrible destino de las tapias del Cementerio del Este; las “expediciones”, alejando así a las reclusas de sus familiares; la “caridad” de las monjas del Buen Pastor… Ciertamente, es una obra que oprime el corazón, pero muy necesaria. Gracias a su escritura, Mercedes pudo cumplir su palabra al dar voz a las que ya no pudieron hacerlo, e incluso nombrar a muchas mujeres, entre ellas a Matilde Landa, Matilde Revaque, Julia Lázaro, María del Rey, Rosita Ventura, Dolores Cuevas o las Trece Rosas.
Dibujo de Mercedes en las que aparecen la pedagoga Justa Freire y la maestra Rafaela González Quesada, con las que trabó amistad.
   Como en otras obras de antiguas presas – Tomasa Cuevas, Carlota O’Neill – comprobamos que ante esta situación, las presas resisten: pequeños gestos de resistencia que en un lugar y momento como aquel, era algo muy temerario. Se buscaba masacrar a estas mujeres por su pasado: mujeres modernas, intelectuales, obreras, comprometidas, o simplemente esposas o madres de republicanos. La tortura y el asesinato no les bastaba para acabar con “la semilla roja”, sino que, degradando las condiciones de vida de estas mujeres, conseguían acabar con la dignidad de la persona. No fue el caso de estas luchadoras, como cuenta Mercedes. No consentían la suciedad, ni que una compañera se dejara de cuidar, e intentaron (y lo consiguieron) continuar una vida casi normal dentro de los muros de la prisión. De este modo, Mercedes nos cuenta la creación de la escuela, y como ésta pudo ayudar a muchas mujeres a saber leer y escribir; del mismo modo se concentraron en cantos corales. Es decir, había que continuar viviendo, siempre con la esperanza de que los aliados liberarían a España del fascismo.



   El periplo de Mercedes no terminó en las cárceles franquistas, pues consiguió huír a Francia, donde participó activamente en la resistencia contra los ocupantes nazis. Concretamente, participó en la Quinta Agrupación de Guerrilleros Españoles en la zona de Carcassonne, al sur de Francia. En mayo del 44 la Gestapo la detuvo y fue conducida al campo de concentración de Ravensbrück. Es la segunda lectura que aporta este volumen. Si ya nos habíamos sobrecogido con la estancia en la cárcel de Ventas, el testimonio sobre la reclusión en Ravensbrück es atroz, pero repetimos, necesaria. Además, Mercedes escribe con una espontaneidad que da la oralidad de su escritura y la experiencia en primera persona, como bien señala:

Escribo porque se tiene que contar, aunque no sepa demasiado, con mi vocabulario empobrecido por el exilio; porque no se trata de hacer obra literaria, sino de decir la verdad1.

   Otras lecturas sobre Ravensbrück las encontramos con Neus Català o Lise London por ejemplo, y las similitudes de las vivencias confluyen en una única voz: la de las mujeres antifascistas. Mercedes nos sumerge en su periplo antes de llegar al infierno: el fuerte de Romainville y su intento de evasión; el paso por Sarrebruck, en el que comienza a ver el trato dado a los antifascistas y la crueldad de los nazis; el viaje en un tren de ganado hacia el infierno de Ravensbrück, en el que las mujeres no tienes más que una botella de agua y un cubo para sus necesidades durante cinco días. Vemos pues que el objetivo de los nazis era el mismo que el de los franquistas: la pérdida de la dignidad humana de estas mujeres.
Triángulo rojo de Mercedes en Ravensbrück

   El campo de Ravensbrück es la muerte misma, conjugándose como un insulto de las muertes diarias con bellas casas con jardines, casas destinadas a los “trabajadores” del campo. De nuevo, Mercedes conoce la solidaridad entre españolas y extranjeras, y otra vez nos encontramos ante situaciones de degradación del ser humano: las horas interminables del appell – el recuento de las prisioneras –, la crueldad de las blockowa – las jefas de los barracones –, las experiencias médicas, la cámara de gas… es decir, la lucha por la supervivencia. Mercedes formó parte de un Kommando de trabajadoras, el destinado a Hasag, empresa dedicada a la producción de armamento, empresas que se enriquecieron con la mano de obra gratuita que les proporcionaba la esclavitud instaurada para los enemigos del nazismo. Y de nuevo tenemos la sensación de esperanza ante pequeños momentos de triunfo, de resistencia, al sabotear la producción por ejemplo, o incluso al romper una máquina de producción de obuses donde mueren dos alemanes. Hay un momento en el que las presas rechazan un sueldo que se ha querido dar para demostrar que son tratadas de manera indulgente. Y podría continuar, pero no quiero quitar al futuro lector el placer de descubrir por sí mismo la experiencia vital de una luchadora por la libertad, que fue reconocida en Francia, pero que a día de hoy sigue siendo “uno de esos españoles que pasaron por las cárceles franquistas” sin indagar más en la cuestión. Mercedes Núñez Targa merece ser estudiada en los libros de Historia, como tantísimas otras luchadoras por la libertad.

1Mercedes Núñez Targa, El valor de la memoria, Renacimiento Editores, Sevilla, 2016, p. 125.

lunes, 9 de diciembre de 2019

María Lejárraga por caminos de España

María Lejárraga por caminos de España

Artículo publicado en la revista cultural Los Ojos de Hipatía, el 13 de febrero de 2018

Rocío González Naranjo

María Lejárraga, conocida como Martínez Sierra (1874-1974) fue una mujer extraordinaria, pero a la vez contradictoria. Harto es sabido que el «gran» dramaturgo Gregorio Martínez Sierra no era el que escribía sus obras de gran éxito. Gregorio se encargaba de las relaciones publicas mientras que su mujer, María Lejárraga, escribía las obras y los ensayos. Mucho tiempo hubo de pasar para que la propia María lo reconociera en su autobiografía Gregorio y yo. Medio siglo de colaboración (1953). María Lejárraga – nombre que preferimos utilizar – fue una gran escritora de su tiempo, olvidada de los cánones oficiales y de la historia, como todas las mujeres de la Edad de Plata que estuvieron a la sombra de un hombre, ya fuera su marido, su hermano, su padre o un amigo.

  Además de escritora, fue una gran activista feminista (de ahí la contradicción con su silencio) y política. Dirige, en 1918, la Unión de Mujeres Españolas (1918), fue cofundadora del Lyceum Club de Madrid, creó la Asociación Femenina de Educación Cívica, fue miembro de la Residencia de Señoritas, de Mujeres Antifascistas, de la Liga Femenina por la Paz, y a principios de la guerra, fue nombrada agregada comercial en Suiza e Italia, pero ella decidió trasladarse a Bélgica para ocuparse de los niños refugiados españoles. Fue la secretaria española de la Alianza Internacional del Sufragio de la Mujer. No debemos olvidar que, además, fue diputada de Granada en las Cortes Republicanas en 1933 por el PSOE, utilizando su propio nombre y renunciando así a la marca Martínez Sierra.
Crónica, 19-06-1932



   María era maestra de vocación, no se consideraba una mujer política, y, aun así, durante los años 1931-1936 se dedicó a recorrer los pueblos de España para hacer, como decía ella, «propaganda» de lo que ella consideraba lo justo: el socialismo. 

Una mujer por caminos de España (1952) no es un libro únicamente de memorias de una persona triplemente apartada de la sociedad (mujer, exiliada y republicana). Es, además, un compendio de la situación vivida por los españoles antes de la guerra, durante la fugaz República. Es un libro que merece ser leído con atención, ya que hoy, podrían hacerse ciertos paralelismos, como el siguiente:
“España es atrasada por ignorante. Todo hubiera podido aprenderlo y lo ignora todo. Cada gobierno elige, consciente o inconscientemente, un instrumento de tiranía. Los que han venido gobernando España […] no han considerado esta tierra adventicia como huerto propio que hay que cultivar sino como cantera ajena que es menester explotar.”1


   En esta magnífica obra, ya en la vejez, la autora recuerda su periplo como «propagandista», y observamos que el detallismo de sus recuerdos se escribe con una escritura clara, llena de imágenes, y alusiones a personajes de la mitología, de la filosofía, del cristianismo y de nuestro Caballero de la Triste figura. Esto demuestra la erudición que Lejárraga tuvo durante toda su vida, y su admiración por personajes como Teresa de Jesús, o el propio Jesucristo, al cual compara como a un socialista más.

   Se trataba pues de convencer a las mujeres de votar sin la bendición del marido o del cura, se trataba de convencer a los campesinos amenazados por el cacique, de votar según su conciencia: se trataba pues de una quimera. Ella misma lo reconoce. Y le pusieron trabas, muchas trabas. Anécdotas sobre los diferentes mítines, uno incluso realizado, junto a Fernando de los Ríos, desde el balcón de una plaza completamente vacía por no cederle el ayuntamiento un local. Otro en el que la Casa del Pueblo no había ni una sola mujer, otro realizado en una cuadra… De hecho, según la autora, sólo pudo establecer contacto con mujeres en tres ocasiones2. Como oradora, María sabía cómo dirigirse a su público, según el perfil del mismo. Cuenta que, en El Ferrol, tierra hostil al socialismo, hizo un paralelo con la Biblia para que comprendieran lo que ella quería transmitir:
“Lo único que sabía era que El Ferrol es clerical, que el clero era enemigo de la República, que estábamos […] en Cuaresma, y que, en todos los sermones y pláticas propios del tiempo, los ministros del culto habían procurado contrarrestar por anticipado con sus anatemas la influencia posible de nuestra propaganda…”3

Además, en este libro, Lejárraga nos regala paisajes maravillosos y odas a las diferentes tierras de España: el Levante, Galicia, La Mancha, y, sobre todo, Andalucía. Su descripción sobre cada región visitada nos transporta con una oratoria digna de una poeta, como ella lo era. Por ello, y no podía ser menos, el comienzo del libro es muy peculiar. María habla con su conciencia. A modo de escenas de teatro, Lejárraga discute con su conciencia sobre si lo que hizo estuvo bien o mal. La Conciencia pone a la autora a analizar el desastre de la guerra, la muerte de la República. En este diálogo, es fundamental la relación establecida entre la realidad y el sueño, algo que nos recuerda a otra contemporánea: María Zambrano.

La amargura de una joven República muerta por el fascismo se muestra en cada instante, la frustración de la no intervención de los países occidentales, el aislamiento de una mujer exiliada. Todo esto es motivo para que nos acerquemos a este libro y disfrutemos de la historia privada que, en resumidas cuentas, es la que hace realmente la Historia.
1 P. 95.
2 P. 127.
3 P. 188.

martes, 3 de diciembre de 2019

Las otras Sinsombrero: olvidadas pero brillantes

Las otras Sinsombrero: olvidadas pero brillantes

Rocío González Naranjo

Una vez, hablando con Tània Balló, creadora y productora del proyecto Transmedia Las Sinsombrero, recuerdo haberle propuesto un nombre, pero no coincidía con las vanguardistas, con las jóvenes de la Generación del 27. Su respuesta fue, como siempre, contundente y magnífica: "Pero todas son sinsombrero!" 


El hecho de que una autora tenga una cierta edad no la convierte en menos sinsombrero que las jóvenes. Aunque es cierto que el hecho de ser vanguardistas, modernas, transgresoras ha hecho que Tània Balló haya realizado la nómina que por ahora hemos visto en su proyecto: Rosa Chacel, Ernestina de Champourcín, Marga Gil Röesset, María Teresa León, Maruja Mallo, Concha Méndez, Ángeles Santos, María Zambrano, Josefina de la Torre, Carmen Conde, Margarita Ferreras, Delhy Tejero, Rosario de Velasco, Consuelo Berges, Lucía Sánchez Saornil y Elena Fortún.



Me gustaría aportar mi grano de arena a este proyecto y mostrar otras sinsombrero que no están y quizá no estarán. Pero merecen tanto como las vanguardistas la presencia y el estudio para que lleguemos, por fin, a terminar con esta violencia simbólica, a la que aludía Bourdier en los años 70 y que demuestra que lo que no se ve, lo que no se habla, lo que no se enseña, no existe. 

Artistas, cantantes, músicas, compositoras, pedagogas, profesoras, pintoras, escultoras, escritoras, dramaturgas, actrices, filósofas, políticas... Pioneras, en una sola palabra. He aquí MIS otras sinsombrero.

ENCARNACION LOPEZ, ARGENTINITA (1898-1954)


Quién no conoce las canciones Anda Jaleo o Los cuatro muleros? Acompañada por Federico García Lorca al piano, era la voz de la Argentinita la que se escucha en aquella magnífica grabación Colección de Canciones Populares Españolas de 1931. 

Bailarina, coreógrafa, cantante... estuvo muy unida a aquella maravillosa Generación del 27, sus célebres coreografías de El Café de Chinitas o El amor brujo le valieron el respeto y la consideración de una de las mejores de su época. 

Manuel Machado dijo de ella: «Era como una pluma en el aire… fue preciso que la vida lastrara su corazón con el peso del gran amor y su cuerpo delicioso conociera el valor estatutario de la línea y el secreto del abandono femenino y del hondo dolor humano para que la hiciera reposar sobre el suelo y la convirtiera en la intérprete de los cantaores hondos y las danzas flamencas y le diera una voz cordial, aterciopelada y penetrante, sin estridencia y una maravillosa expresión dramática en el baile y en la copla».





PITTI (PITI) BARTOLOZZI (1908-2004)



Esta mujer hizo las delicias de los más pequeños, pero también de los adultos. Sus cuentos infantiles comenzaron a aparecer en Crónica, allá por 1929. Cartelista, dibujante, escritora, ilustradora. Participó en las Misiones Pedagógicas de la República, y fue una de las cartelistas del taller de Ramón Puyol. Fue asidua y socia del Lyceum Club Femenino, compartiendo espacio con otras grandes sinsombrero. En la Escuela de Bellas Artes de San Fernando entabló amistad con Remedios Varo y con Delhy Tejero. «Canito y su gata Peladilla» fue una de sus creaciones más célebres.

Cubierta de Pinturas infantiles
Madrid: Editorial Saturnino Calleja S. A., [s. a.]
[16] págs. contando la cubierta, 28 x 21 cm
(Pinturas Infantiles, 1.ª serie, núm. 11)
[Ilustración firmada por Piti]




ROSA ARCINIEGA (1909-1999)



Me fascina esta mujer, siempre me ha fascinado. Debe estar en esta lista, sin lugar a dudas. Renacimiento ediciones ha hecho una reedición de una de sus obras más vanguardistas: Mosko-Strom
Escritora comprometida, vanguardista, colaboradora en la prensa española. Estuvo en España desde 1928 hasta el estallido de la guerra civil. Formó parte de la tertulia en torno a Revista de Occidente, con Ortega y Gasset a la cabeza. En el poco tiempo que estuvo en España, se afilió al Partido Socialista, participó activamente en los círculos intelectuales y sociales, y escribió sin parar. 

Entrevista al aviador Ramón Franco, Nuevo Mundo, 29-08-1930

Edición de Inmaculada Lergo

SARA INSUA (1901-1985)





Escritora, periodista, dramaturga, traductora y... cantante! Una verdadera femme de lettres. Y, sin embargo... tampoco aparece, ni siquiera en los apéndices de ninguna generación. Como traductora del francés utilizó un pseudónimo: Próspero Miranda. Colaboradora también de Mujer, una revista proto-feminista de Madrid.  Su ideología la aleja un poco de las otras sinsombrero, pues era más bien conservadora, cosa ésta que se distingue en sus cuentos sobre el valor tradicional de la familia.



PURA MAORTUA DE UCELAY (1883-1972)


Sobre Pura podríamos decir muchas cosas y me quedaría corta. Principalmente fue una directora de teatro, algo muy raro en una época donde el teatro estaba permitido a las mujeres sobre todo como actrices. 
Fue una de las fundadoras del Lyceum Club Femenino, del que ya hemos hablado y del que seguiremos hablando, porque hicieron una labor excepcional a todos los niveles. Fue una de las fundadoras que se sintió decepcionada cuatro años después y decidió abandonarlo, siguiendo a María Lejárraga en la fundación de la Asociación Femenina de Cultura Cívica, popularmente conocida como "La Cívica". En 1933, un año antes de abandonar el Lyceum, se hizo cargo de un club de teatro, Anfístora, el cual puso en marcha la obra de Federico García Lorca, El amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín, la cual había sido censurada durante la dictadura de Primo de Rivera, en 1929.

Club Anfístora, Ahora, 29-12-1934


ANA MARIA MARTINEZ SAGI (1907-2000)


Mujer completa, mujer moderna, mujer impresionante: poeta, periodista, deportista profesional, feminista y sindicalista comprometida. Además, fue la primera mujer que formó parte de la Junta Directiva del Barça. Y todo esto en la década de los años 30. Sus colaboraciones con la prensa fueron múltiples, trabajando desde Barcelona para medios madrileños. Fundó además el primer club de mujeres trabajadoras en Barcelona y, durante la guerra, realizó una excelente labor como reportera de la Columna Durruti. Podríamos decir de Sagi que fue una pionera en muchas cosas. Se enamoró de otra sinsombrero, Elizabeth Mulder, lo que le costó la relación con su familia. 

Campeona de España en lanzamiento de jabalina

Sagi, periodista

Sagi, poeta


LOLA ANGLADA (1896-1984)


"Uno de los valores femeninos más positivos de España en su arte", decía Lorenzo García de Riu en Mi Revista, el 15 de enero de 1937. No sé a qué arte se refería ya que era escultora, pintora, escritora, dibujante, historietista, ilustradora... 

Estudió junto a Joan Miró, con el que entabló una estrecha amistad. Fue otra pionera, ya que fue la primera escritora e ilustradora de cuentos infantiles profesional, autora de El mes petit de tots, icono de la lucha antifranquista. Luchó en un mundo de hombres y, como suele pasar con estas modernas, contra su familia también. Fundó, preocupada por la situación de la mujer, La Nuri, en plena dictadura de Primo de Rivera.

Con la llegada de la Segunda República milita en la Unión Catalanista.  Durante la guerra civil, colaboró con el Comisariado de Propaganda y se afilió a UGT. Como hemos dicho, realió su cuento más emblemático: El mes petits de tots, un cuento de ideología antifascista. Es una pena que, a día de hoy, no sea reconocida. Acabó encerrándose en su casa de Tiana tras la guerra, sola y separada del mundo que no reconocía como suyo: “Esta vida llena en mi taller me alejaba del temor de ser detenida por los capitostes de Franco. En ese escondrijo, yo me encontraba segura (…) mi deber era quedarme en Cataluña pasara lo que pasara”


Dibujos realizados durante los primeros meses de la guerra civil


Las Sinsombrero no se quedan aquí, hay todavía muchísimas que recordar y sacar a la luz, cosa que esperamos hacer en próximas entradas. Porque fueron olvidadas pero siempre serán brillantes.







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