jueves, 6 de diciembre de 2018

Ernestina de Champourcin: de la memoria y la autoafirmación


Ernestina de Champourcin : de la memoria y la autoafirmación, artículo publicado en Los Ojos de Hipatía, el 2 de junio del 2018


Rocío González Naranjo


Ernestina de Champourcin ha sido recientemente reconocida como una de las poetas inconfundibles de la Generación del 27, gracias a la labor de Tània Balló y al documental Las Sinsombrero. Incluso ahora, si buscamos información en diferentes páginas web, nos confirman que era una reconocida en la nómina de integrantes de la Generación del 27. Esto en parte se produce porque Gerardo Diego la integró en Poesía española contemporánea de 1934, junto a Josefina de la Torre. Incluso fue nominada al Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1992. Pero ella no tuvo conciencia de « ser », como muchas de nuestras modernas. Ella dedicó su vida a rememorar aquella generación sin dar valor a su propio protagonismo.




 Quizá porque no se reconoció a sí misma, como muchas otras mujeres artistas y literatas, no fue reconocida como debiera. Ernestina, conocida como « Nina » familiarmente estuvo, ante todo, al servicio de la memoria de otros, como es con el caso de su admirado poeta, Juan Ramón Jiménez.
Es cierto que en la Universidad de Navarra podemos acceder libremente a tres tomos que escribió en el otoño de su vida, ya de regreso a España, pero aún no hemos tenido la suerte de tener entre nuestras manos la edición de María Elena Antón Ramírez, Diarios y memorias de Ernestina de Champourcin : algunos fragmentos inéditos, publicado por la Universidad de Navarra en el 2006. Vamos a conformarnos con la primera lectura que hemos tenido.



Comprender a Ernestina es difícil, sobre todo si leemos su obra La ardilla y la rosa (Juan Ramón en mi memoria), editadas por la fundación del poeta moguereño en 1997, pues comprobamos que, aunque une sus recuerdos al encuentro con el matrimonio Juan Ramón-Zenobia, no podemos más que preguntarnos por qué se refugiaron sus recuerdos en esa amistad, y no en sus vivencias durante los hermosos años de explosión cultural como es la denominada Edad de Plata.



Su deriva al Opus Dei fue tal que incluso l@s amig@s de aquella maravillosa generación le dieron de lado, y cuando se encontró en España de nuevo tras su largo exilio, la soledad era un lastre importante. Prueba de ello es un escrito que cita Tània Balló en su libro Las Sinsombrero :

2 de enero de 1990. Comienzo del año casi en vacío. La radio con las pilas más caras puestas hace tres días no funciona. La otra está a arreglar. La chica se ha ido con gripe. El teléfono no ha sonado ni una vez. […] Me gustaría ser nueva como el año. ¡Pero qué difícil !1


Ernestina con su marido, Domenchina

Pero empecemos por el principio, o más bien por la mitad. No vamos a explicar la vida de esta intelectual y artista ya que, afortunadamente, podemos encontrar mucha información en la web y cómo no, en el documental de Las Sinsombrero. Eso sí, debemos explicar algunas circunstancias para comprender la trayectoria vital y artística de Nina. Esta gran poeta, intelectual y moderna, tuvo la suerte de pertenecer a una familia de clase alta y liberal, con lo cual tuvo una educación igualitaria a la de sus hermanos, pudiendo asistir a las clases de la Escuela libre, pero que a la hora de matricularse en la universidad, recibió la negativa de su padre.

No por ello, Ernestina se rindió, pues fue una mujer luchadora y a contracorriente. Sabía hablar y escribir inglés y francés e incluso escribió algún que otro poema en la lengua de Molière. Así que empezó a escribir poemas para diferentes revistas de la época, obteniendo un buen apoyo de la crítica. En Madrid se acerca a los círculos culturales e incluso sociales a los que no pertenece, pero eso le ayudará para perfilar su personalidad política, tan importante en su devenir.


Residencia de Señoritas

El Lyceum Club de Madrid le dio la oportunidad de consagrar sus relaciones sociales, culturales y artísticas del momento, continuando a escribir poemas. Aunque no pudo formar parte de la junta fundacional por la negativa de su padre, ella no faltó un solo día a las tertulias, conferencias y otras actividades de este refugio femenino de un Madrid hostil a la independencia de las mujeres. Y es entonces, tras la publicación de su primer poemario En silencio (1926), cuando conoce a su admirado poeta, a Juan Ramón Jiménez. Y aquí, permítanme que pase directamente a La ardilla y la rosa, unas memorias « para otro », en las que ella es únicamente testigo de algunos hechos, sin sentirse para nada protagonista de la historia, como si estuviera escribiendo uno de sus poemas en los que el ser poeta se disocia del ser humano.

Y al llegar a este punto quiero advertir que no trato en estas páginas de hacer historia ni crítica literaria, ni puntualizar con datos concretos una época determinada de las letras españolas, sino trazar a mi modo y con los fallos naturales de mi gastada memoria una imagen mía, personal, de Juan Ramón en la que es difícil separar al poeta y al hombre.2


Matrimonio Camprubí-Jiménez

Este fragmento en el que advierte al lector de sus « fallos naturales » muestra una inseguridad que no es propio de una mujer que transgredió los códigos sociales establecidos para las mujeres en una época oscura para convertirse en una pionera moderna. Nos sorprende esta « humildad » al escribir sobre el poeta moguereño. El tono de este libro de memorias será de este modo constantemente. Ernestina aludirá a sus encuentros, sus recuerdos, sus sentimientos, etc., desde una postura humilde, casi pidiendo perdón por sus posibles errores memoriales.

Pero es cierto que debemos también leer estas memorias como una enseñanza esencial para Nina y sus coetáneos, ya que la figura de Juan Ramón se presenta como el Maestro, el que le hizo descubrir autores de su generación, como Alberto, Lorca, Cernuda, Guillén, Salinas, Aleixandre...3así como autores ingleses clásicos (Keats, Shelley, Blake, Yeats...)4.

Del mismo modo, el hecho de conocer a Juan Ramón y a Zenobia, permite a Nina tener un círculo que se establece alrededor de la pareja, lo cual recuerda con mucha nostalgia : la tienda de artesanía de Zenobia, las excursiones con la sobrina de Zenobia, Inés ; las amistades con las « niñas » de Juan Ramón – como las llamaba Zenobia - , las fiestas en casa de Zenobia y Juan Ramón llena de juventud, los conciertos con la pareja, etc., toda una época dorada que Nina recuerda alternándolo con la cronología de sus publicaciones, queriendo demostrar que Juan Ramón era su guía poético.
Y el ambiente convulso llega, pero los intelectuales siguen sus actividades, hacia 1936, en el que Nina afirma con amargura :

Fueron aquellos días agitados y nerviosos, en que a pesar de andar envueltos en nuestra poesía, percibíamos ese algo que se nos venía encima a los españoles y que iba a traernos a todos tantos cambios dolorosos.5

Y en este párrafo, por fin, encontramos una voz plural, y observamos que Ernestina se siente formar parte de ese mundo, de ese círculo de poetas, artistas e intelectuales. Y es aquí donde podemos decir que la personalidad poética de Nina se afirma. De este modo, hizo falta mucho tiempo para que la propia autora se sintiera formar parte de una generación, pero por fin lo consiguió. Dejó de ser Ernestina Michels de Champourcin y Morán de Laredo para ser Ernestina de Champourcin. No sólo como personalidad artística, sino como mujer comprometida.
Reportaje de Mundo Gráfico sobre las accionesd e la Junta de Protección de Menores

Al comienzo de la guerra, Zenobia pide ayuda a sus amigas, y éstas responden, entre ellas Nina. Se trataba de cuidar a niños abandonados por la Junta de Protección de Menores. Pero debido a su aire de aristócrata (que lo era) y al aire de clérigo de Juan Ramón (que lo parecía), tuvieron que abandonar esas actividades por miedo a represalias de los milicianos, pero Ernestina se fue al Hospital de sangre. Sin embargo, otro incidente por sus orígenes sociales la hicieron desistir en la ayuda.

Y comenzó el exilio, tras ser evacuados ella y su marido por el Quinto Regimiento hacia Valencia, con una breve estancia en Barcelona, pasando a Francia y terminando en México. Las relaciones con la pareja Zenobia-Juan Ramón fueron retomadas y la poeta explica la enfermedad de Juan Ramón y las muertes de ambos.
Ernestina con unas amigas en el exilio

La ardilla y la rosa se convierte así en un itinerario personal ligado al de dos figuras importantísimas para toda una generación. Pero no olvidemos que, quien escribió estas memorias, no pensó en ningún momento en ella, sino en aportar su recuerdo a la construcción o deconstrucción del poeta moguereño.

El camino es progresivo, y en esta obra vemos cómo Nina, desde una posición de tercera persona, deviene primera persona...del plural. Quizá sea ése uno de los mayores problemas con el que nos encontramos cuando se trata de recuperar a nuestras mujeres : que ellas mismas no quisieron o no pudieron tener conciencia de la importancia que ejercieron en su momento, y de la que siguen ejerciendo hoy en día.


Ernestina con E. Checa

1 Balló, Tània, Las Sinsombrero. Sin ellas, la historia no está completa, Espasa Libros, Barcelona, 2017, p. 230.
2Champourcin, Ernestina de, La ardilla y la rosa, Fundación Juan Ramón Jiménez, Huelva, 1997, p. 25.
3Op. cit., p. 27.
4Op. cit. p. 33.
5Op. cit., p. 61.

viernes, 30 de noviembre de 2018

Deconstruyendo la historia oficial: mujeres espías que no fueron Mata-Hari

Deconstruyendo la historia oficial: mujeres espías que no fueron Mata-Hari

Rocío González Naranjo


Cuando se habla de mujeres espías, siempre se piensa en la « femme fatale », la mujer que, gracias a su belleza y a sus argucias, consigue los planes del enemigo. Mujer fría, calculadora, hermosa : la espía como Mata-Hari se ha quedado fijada en nuestra mente, olvidando así las mujeres espías que lucharon por la libertad, sabiendo que arriesgaban sus vidas por una causa justa. Por ellas, vamos a explicarles las historias de estas espías, que nada tienen que ver con esa imagen que nos han vendido. Eran Mujeres, con mayúscula, combatientes por la libertad, contra el fascismo, contra el autoritarismo, a veces engañadas por sus propios dirigentes, pero a las cuales les debemos mucho.



Empezaré por Marina Vega (1923-), la cual se alistó con sólo 17 años a las Fuerzas Francesas Libres de Charles de Gaulle, es decir, en la Resistencia Francesa, como espía para los franceses.
Comenzó porteando paquetes desde la frontera hasta Madrid. Después empezó a salvar vidas (judíos franceses sobre todo). Fue condecorada por el Parlamento Europeo por su defensa por la LIBERTAD.
El nombre que le dieron fue el de "cazanazis", aunque ella misma no quiere decir el número de nazis que arrestó o mató por respeto a los descendientes de éstos. 



Africa de las Heras (1909-1988). Su nombre en clave era PATRIA, y tras participar en la Revolución de 1934, marchó a la URSS para ser reclutada como agente y ser instruida para su primera acción: entrar en contacto con los trotskistas.
Tras el asesinato de Trotski, en el que ella
estuvo implicada, marchó a URSS donde fue de nuevo instruida para su nueva misión: formar parte de destacamento guerrillero Los Vencedores en 1942.
A partir de 1945 y con la Guerra Fría, form
ó parte de la KGB, instalándose en Uruguay. Se piensa que fue ella quien interceptó la información del ataque de la Bahía de Cochinos.
Llegó al puesto de coronel y fue la española más condecorada por la URSS.
Estemos o no de acuerdo con sus acciones y su vida, esta mujer merece un lugar en la Historia.



Violette Szabo (1921-1945) fue una franco-inglesa muy joven de los servicios secretos británicos, que decidió infiltrarse en la Francia ocupada de los nazis para ayudar a la inteligencia británica con informes importantes para los aliados.
Pertenecía a la sección F de Special Operations Executive (SOE) durante la Segunda Guerra Mundial.
En su primera misión, en abril de 1944, saltó en paracaídas en la localidad francesa de Cherbourg. Bajo el nombre de "Louise", rehizo la red de resistentes de Rouen. Al mismo tiempo enviaba sus informes sobre las fábricas en las que se realizaba armamento nazi, muy importante para los británicos, pues permitió saber los puntos que debían bombardearse.
En su segunda misión, en junio del mismo año, partió a la región del Limousin para ayudar a los grupos maquis y proyectar las actividades de sabotaje. El 10 de junio del 44, el mismo día de la masacre de Oradour-sur-Glane, cayó en una emboscada y fue arrestada y torturada.
Fue deportada a Ravensbrück y en febrero de 1945 fue ejecutada, antes de la liberación del campo. Sólo tenía 23 años.
Una película explica su trayectoria, Carve Her Name with Pride (1958) de Lewis Gilbert.



Freda Josephine McDonald, más conocida como Joséphine Baker (1906-1975), fue una cantante célebre en su época, pero sobre todo, una gran resistente contra los ocupantes alemanes.
Fue, desde principios de la guerra, en 1939, una agente de contraespionaje, frecuentando la alta sociedad de París. Se enroló en los servicios de espionaje de la France Libre. Fue enviada a Marruecos para seguir con su labor.
Como anécdota, utilizaba sus partituras para esconder mensajes para los aliados. También estuvo en las fuerzas aéreas de los aliados, consiguiendo desembarcar en Marsella en 1944.
Le
dieron la Medalla de la Resistencia tras la Liberación y Chevalier de la Légion.



Krystyna Skarbek (1915-1952) tuvo una vida de película hasta el final: valiente, osada, independiente...no debemos olvidarla.
Originaria de una familia aristocrática judía de Polonia, Skarbek no dudó en luchar contra los nazis a través de la SIS (Servicio Secreto de Inteligencia).
Antes de formar parte de los servicios británicos, ya demostró su valor: En 1941 Krystyna y el que por entonces era su marido, fueron detenidos en Budapest. Para evitar ser entregados a la Gestapo, fingió tener tuberculosis mordiéndose la lengua hasta escupir sangre.
En 1944 fue solicitada para reemplazar en Francia a Cecily Lefort, ejecutada por la Gestapo. Allí, Krystyna se convirtió en Pauline Armand, entrando en la red de resistencia del valle del Ródano.
Cammaerts, el jefe de la red resistente, otro agente de SOE y un oficial francés fueron detenidos. Krystyna no dudó en presentarse ante un oficial de la Gestapo llamado Max Waem para negociar la liberación de los presos, presentándose como la esposa de uno de ellos, alegando el fin de la guerra y amenazando con las represalias!!!! Qué fuerza y qué valor. Esto es lo que dijo:
“Si yo fuese usted me pensaría muy bien la proposición que le hago [...] si algo le pasa a mi marido o a sus amigos, las represalias serán rápidas y terribles, porque no tengo que decirle que [...] tiene una infame reputación entre los locales”

Pues bien, después de todo lo que hizo esta heroína, esta gran mujer, y de las medallas y condecoraciones recibidas, Krystyna, al mes de terminar la guerra, fue despedida con un mes de salario. Fue asesinada por un loco compañero de trabajo en 1952. 



Virginia Hall (1906-1982), una americana que empezó a trabajar para la SOE, el servicio secreto británico desde 1941, puso en jaque a los alemanes, buscada por la Gestapo, argumentando que se trataba de la espía más peligrosa para los nazis.. Su reclutamiento fue excepcional, ya que se trataba de buscar personas preparadas que pasaran desapercibidas, y Virginia tenía un distintivo físico importante: tenía una pata de palo, al haber perdido una pierna en un accidente de caza.
Aún así, fue agente en la Resistencia francesa: destrozó muchos de los planes de los ocupantes, realizó acciones de sabotaje, capturó a 300 soldados, destruyó puentes, ayudó a escapar a soldados, ayudó a la Resistencia abasteciéndola en armamento... Se convirtió en la pesadilla del monstruo nazi Klaus Barbie, y se inició su búsqueda y captura con una pancarta con su fotografía y la siguiente leyenda: "Esta mujer que cojea es una de las más peligrosas agentes de los aliados en Francia, y debemos encontrarla y destruirla".
Tras esto, huyó a España, cruzando los Pirineos a pie (con una sola pierna!) siendo encarcelada durante seis semanas en el Campo de Miranda de Ebro, liberada por el cónsul americano de Barcelona.
Pasó a formar parte de la Oficina de Servicios Estratégicos de Estados Unidos, la OSS, con quien volvió a Francia, para sabotear las acciones de los nazis, aún siendo una de las caras más codiciadas por la Gestapo.
Disimuló su pierna haciéndose pasar por una vendedora de quesos para los nazis, recogiendo así mucha información que enviaba a Londres. También contactó con la resistencia francesa de nuevo, con la que colaboró para organizar el famoso día D: monta pisos francos, coordina la entrega de suministros, rescata a pilotos aliados e incluso se encarga de entrenar a tres batallones de la resistencia con los que sembrará el caos en la Francia ocupada.
Tras la guerra, siguió trabajando para la OSS convertida en CIA, hasta su muerte. No hay películas, documentales, libros...nada sobre ella. Hemos encontrado un libro de ilustración llamado Rejected Princesses, y un personaje de vídeo juegos que podría estar inspirado en ella: ‘Battlefield V’.




martes, 20 de noviembre de 2018

Reivindación de Matilde Ras: femme de lettres


Matilde Ras: la grafóloga que escribía teatro, artículo publicado en la Revista Cultural Los Ojos de Hipatía, el 19 de octubre de 2017

Rocío González Naranjo
Comenzamos este artículo con una constatación deprimente: la invisibilidad de las escritoras de la Edad de Plata. Matilde Ras, la pionera de la Grafología en España, pasa de puntillas por la historia de la literatura española, como muchas otras mujeres de la Edad de Plata, como si no hubiera aportado nada a nuestra cultura. Y, sin embargo, Matilde Ras no fue únicamente la persona que introdujo el estudio de la grafología en España, sino que además fue una activa colaboradora de la prensa madrileña, traductora, ensayista, dramaturga, participando en la vida cultural madrileña de los años de preguerra. Mujeres, exiliadas y republicanas, todo un coctel para que la Historia vencedora se encargara de borrar cualquier huella de estas mujeres.




Nunca es demasiado tarde, y de este modo María Jesús Fraga publicó en 2014 El camino es nuestro, un libro en el que se publican textos inéditos de Matilde Ras y de Elena Fortún, la autora del personaje de Celia. Entre los textos inéditos encontramos la relación epistolar de ambas autoras, y descubrimos la relación amorosa entre ellas y su encuentro en el Círculo Sáfico de Victorina Durán, del que sabemos pocas cosas si no es gracias a Vicente Carretón Cano1a la novela Acrópolis de Rosa Chacel y una tesis inédita aún de la doctora Eva María Moreno Lago.

Matilde Ras fue lo que María Teresa León explicaba sobre ella misma en su autobiografía, una femme de lettres, una mujer completa, cultivada, admirada y respetada en su época. Su familia le dio una educación cosmopolita e igualitaria, ayudando así a la formación de una personalidad fuerte y luchadora. 


Matilde Ras y su amiga Elena Fortún

Tras pasar un periodo en Cuba, y tras la muerte de su padre, la familia volvió a España viviendo en diferentes provincias hasta trasladarse en Madrid. Es en esta ciudad donde Matilde comenzó a interesarse por la grafología y en 1917 publicó su primer libro sobre el tema. Recibió después una beca para poder estudiar en el prestigioso centro de Grafología de París (1923). 

Además de sus estudios sobre Grafología (que siguen vigentes aún hoy en día), Matilde escribió narrativa, cuentos, teatro, haciendo que la expresión femme de lettres tomara pleno sentido2. Fue asidua del Lyceum Club Femenino, aunque no consta como socia en los archivos de Zenobia Camprubí. Escribió en la prensa, analizando la escritura de personas célebres, pero también escribiendo artículos sobre literatura y cultura3. Particularmente le atraían mucho los autores franceses. Precisamente, dejó un inédito sobre Voltaire (Estudio psico biográfico de Voltaire). Era una feminista moderada, como podemos ver en sus escritos, ya que buscaba un cambio en los códigos sociales a partir de una educación igualitaria, como la que ella tuvo.

Tras la guerra, estuvo un tiempo exiliada en Portugal, participando en la Radio España Independiente, conocida como La Pirenaica, una radio fundada por Dolores Ibárruri contra la dictadura franquista. 



Pero su regreso a España no fue el esperado. No pudo continuar con la labor que había iniciado en los años veinte y treinta. En el prólogo de El camino es nuestro, se nos da una imagen conjunta de Ras y de Fortún como LA mujer moderna por excelencia de los años vanguardistas en España:

[…] las dos compartieron una honda preocupación por la muerte y por el mas allá, les interesaron las nuevas ciencias o las pseudociencias vinculadas a la vanguardia y al arte nuevo, como la homeopatía, la teosofía, el espiritismo o la grafología, precursora de la psicología moderna y por ello considerada de suma importancia a principios del siglo XX.4

El culto a una vida sana, a cultivarse constantemente, a enfrentarse a las convenciones sociales hacia las mujeres hacen de Matilde Ras una referente de las modernas españolas. Ella misma, experta en el Quijote, se consideraba una persona melancólica como el personaje de Cervantes. Su modernidad se demuestra también en una de sus obras teatrales, El amo, publicada junto a otra obra de la autora, El taller de Pierrot, y otras dos autoras en un volumen titulado Teatro de mujeres en 1934 por Cristóbal de Castro5

En esta obra, Matilde muestra la oposición que existe entre amos y criados, entre mujeres y hombres, entre juventud y vejez. El antologista Cristóbal de Castro presenta a Matilde Ras del siguiente modo: “Matilde Ras, cuya notoriedad como grafóloga se ha extendido por las revistas más populares, revela en estas obras una firme personalidad dramática.”6 Y añade que se trata de una comedia rural, “de feliz ambiente y rica animación”.

Sentimos discrepar tras haber accedido a esta obra. Cierto, en las tragedias rurales sucede como en las tragedias griegas: muere hasta el apuntador, como se suele decir. Aquí no muere nadie, pero nos sigue pareciendo una tragedia rural, y no una comedia, ya que la situación que se presenta no tiene nada de feliz ambiente. Isabel, una chica joven de dieciocho años que ha tenido que dejar a su padre viudo y a su hermano pequeño solos para poder trabajar en un molino, es acosada por su amo y maltratada por su ama, muerta de celos. Isabel sólo aspira a que su padre pueda trabajar junto a ella e incluso ofrece sus servicios sin ninguna remuneración a cambio de poder alojar a su hermano pequeño. La respuesta de la ama es una negativa rotunda, aunque no es el caso del amo, que busca favores sexuales a cambio de esta ayuda. Este ambiente de injusticia no es precisamente feliz, ya que, hasta el propio hermano del ama, Leandro, replica así sobre los amos: “Pero así sois los amos; aunque los criados nos matemos a trabajar, siempre hacemos poco para vosotros […]”. Y es que Leandro, hermano de Casilda, el ama, está enamorado de Isabel y es correspondido, pasando su tiempo a defenderla ante su hermana. Sí que podemos decir que hay momentos en los que más que comedia, podamos hablar de sátira, ya que los amos se presentan ante los personajes que deambulan por el molino como personas humildes y pobres, pero se ríen del chico que desde los ocho años está cuidando las ovejas. Incluso hay un personaje bastante curioso, el poeta, que va en busca de inspiración y recibe alojamiento en el molino. El poeta declara:

¡Felices vosotros que no sabéis del tumulto de anhelos y del afanoso vivir de las ciudades!, ¡que respiráis un aire limpio y bebéis del raudal de vuestras fuentes y del vino de vuestros lagares!, ¡que coméis el pan de vuestras espigas!, ¡que no extendéis las ambiciones mas allá de la linde de vuestros campos!7

Este episodio es calificable de sátira casi esperpéntica, pues el poeta es ridiculizado por la autora, demostrando que ignora completamente la situación existente en este mundo de amos y criados. Casilda declara, orgullosa, haber acogido a su hermano Leandro, sin tener por qué darle un sueldo por su trabajo8. La imagen de los amos es una visión claramente de denuncia. Matilde Ras muestra, a través de Casilda, Fausto y la tía Márgara, las ambiciones y la falta de escrúpulos de éstos. Consideran a sus criados como objetos de trabajo que, cuando no funcionan, hay que tirarlos. De este modo habla Márgara de un viejo criado que tenía:

No servía pa nada; hacía más en un año que en un día, y hasta de memoria andaba tan flaco, que si le mandabas a por una madeja de algodón negro […] te lo traía colorao. ¡Qué probaeros de pacencia me puso Dios hasta que lo eché antier!9

La situación finaliza de manera feliz, por eso podemos comprender a De Castro cuando hablaba de comedia, en lugar de tragedia: tras las presiones del amo hacia Isabel para ayudarla a traer a su familia, ésta decide irse, y Leandro con ella, no sin decir una última palabra a su cuñado, que sigue considerando que ellos dos les pertenece:

Nosotros no somos nada tuyo. (A Isabel) Vamos… Este hombre me dominaba. Todo en la vida era dominio sobre mí…Ya soy otro. Hoy me siento capaz de ser también el amo. Pero fuera, en los campos, donde pueda ganar la vida libremente para los que de mí se amparen.10

Así, tras esta salida, Matilde Ras demuestra un teatro casi proletario cuyo principal objetivo no es únicamente la denuncia social, sino también el reconocimiento de la libertad como derecho indiscutible de todas las personas.

Después de la publicación de este artículo, se produjo un evento maravilloso, la edición de los Diarios de Matilde, desde la editorial Renacimiento que se ha propuesto que las mujeres de nuestra Edad de Plata tengan, por fin, el merecido reconocimiento por la crítica literaria.




Bibliografía:
-Carretón Cano, Vicente, «Victorina Durán y el círculo sáfico de Madrid. Semblanza de una escenografía del 27», El Maquinista de la generación, ISSN 1577-340X, N.º. 9, 2000, págs. 4-20.
-De Castro, Cristóbal, Teatro de Mujeres, Madrid, M. Aguilar, 1934.
-Fragua, María Jesús, Elena Fortún y Matilde Ras. El camino es nuestro, introducción de Nuria Capdevila-Argüelles, Madrid, Fundación Banco Santander, 2014.

1 «Victorina Durán y el círculo sáfico de Madrid. Semblanza de una escenografía del 27», El Maquinista de la generación, ISSN 1577-340X, N.º. 9, 2000, págs. 4-20.
2 Obras narrativas:
-Donde se bifurca el sendero (1913)
-Cuentos de la Guerra (1916)
-Quimerania (relatos) (1918)
-Charito y sus hermanas (1946)
-Heroísmos oscuros (1968)
Ensayos:
-Grafología: estudio del carácter por la escritura (1917)
-Grafología: las grandes revelaciones de la escritura (1929)
-Grafología (1933)
-La inteligencia y la cultura en el grafismo (1945)
-El retrato grafológico (1947)
-Historia de la escritura y grafología (1951)
-Los artistas escriben (1953)
-Lo que sabemos de Grafopatología (1963)
Autobiografia:
-Diario (1946), dedicado a Elena Fortún.
Inéditos:
-Estudio psico biográfico de Voltaire.
3 Por esos mundos, ABC, Blanco y Negro, La Voz, Heraldo de Madrid, Mundo Hispánico, Buen Humor, Estampa, Mundo Femenino, Crónica, Revista Estudio, Mujer, El Sol, Nuevo Mundo, La Voz Horizonte, Arriba. Y revistas de América del Sur, Portugal y Francia.
4 Fragua, María Jesús, Elena Fortún y Matilde Ras. El camino es nuestro, introducción de Nuria Capdevila-Argüelles, Madrid, Fundación Banco Santander, 2014.
5 Publicada junto a los siguientes títulos: Al margen de la ciudad, de Halma Angélico; El tercer mundo de Pilar Valderrama.
6 De Castro, Cristóbal, Teatro de Mujeres, Madrid, M. Aguilar, 1934, p. 15.
7 Ibidem, p. 148.
8 «Yo no le doy soldada: para eso es mi hermano; si no, ¿qué ventaja alcanzara con su servicio?”, Ibidem, p. 158.
9 Ibidem, p. 159.
10 Ibidem, p. 165.

jueves, 8 de noviembre de 2018

... Y dicen que no hay mujeres... Algunos ejemplos que demuestran lo contrario


... Y dicen que no hay mujeres... Algunos ejemplos que 

demuestran lo contrario

Rocío González Naranjo



Estamos hartas de escuchar siempre lo mismo: "no hay mujeres" en las letras, en las artes, en las ciencias, en la historia... Actualmente seguimos igual, las mujeres estamos ausentes de cargos de responsabilidad, de las grandes academias, de los diccionarios supremos que dictan cómo debemos hablar. Pero cada vez hay más personas que se están dando cuenta que lo que nos han contado es una historia paralela, sesgada y silenciada que demuestra, como decía el título de Las Sinsombrero "sin ellas, la historia no está completa".




Para poder reconciliarnos con nosotras mismas, hay que conocer a nuestras mujeres, hay que darles justicia, y eso es lo que hoy nos proponemos. Vamos a presentar solamente una mínima parte de lo que ha fluido en nuestras habitaciones propias, lejos de aquellas antologías "canónicas" realizadas por manos de hombre, y sostenidas por una sociedad androcéntrica que ha preferido contar la historia a medias. Porque la historia que nos han contado no es la verdadera. He aquí la verdadera Historia. Hoy la dedicaremos a escritoras.





Nada mejor que comenzar con una cita que muestra la falta generalizada y sistemática de las mujeres en los libros de texto, material fundamental para l@s niñ@s que se acercan por primera vez al saber. Según Llorent-Bedmar y Cobano-Delgado Palma : 



"A poco que se indague en la cuestión, es fácil detectar que los libros de texto no son ni inocentes ni neutrales, más bien al contrario, tienen un innegable vínculo con los intereses y con las ideologías de los grupos sociales dominantes en detrimento de grupos sociales desfavorecidos y de las mujeres. A través de las imágenes los libros de texto contribuyen al proceso de socialización de los estudiantes. Son símbolos investidos de sentido por su productor y portadoras de una multiplicidad de connotaciones." (LA MUJER EN LOS LIBROS DE TEXTO DE BACHILLERATO EN ESPAÑA, 160 CADERNOS DE PESQUISA v.44 n.151 p.156-175 jan./mar. 2014.)



Por ello, es esencial una política de inclusión de las mujeres y por tanto de revisión de estos libros, que parecen decir a los jóvenes estudiantes que las mujeres no han participado en la vida social, cultural ni política del mundo.

Hablamos pues de una violencia simbólica hacia nosotras, término desarrollado por Encarna Alonso, que alude a este concepto al hablar de las mujeres vanguardistas olvidadas y silenciadas por la historia. De este modo explica:

“Lo femenino es en ese momento y ha seguido siendo para la crítica algo sin duda diferente y por supuesto menor a lo que se establece como norma, medida obviamente por parámetros androcéntricos. Parece clara la separación, cuando no abierta oposición, que habitualmente se establece entre la cultura o literatura universal y la subcultura o subliteratura femenina: la literatura escrita por mujeres, en el mejor de los casos, se limitaría a dar muestra de la especificidad de la 'esencia femenina'.” (FEMINISMO Y VANGUARDIA. LA PRODUCCION LITERARIA OBLITERADA DE LAS MUJERES EN LA ESPAñA DE LOS AñOS 20 Y 30). 

Las mujeres deseosas de participar en el mundo cultural e intelectual durante la Edad de Plata, por ejemplo, a pesar de la valía que mostraron, a pesar de su tenacidad, a pesar de ser miembros a parte entera de ciertos grupos masculinizados, siguen siendo hoy objeto de una especie de gueto histórico. Siempre que estudiamos esta época, ellas se encuentran en los apéndices, tras la presentación de los grandes hombres. Y, sin embargo, nada más lejos de la realidad. Participaron tanto como los hombres en acciones culturales, sociales y políticas. Es un hecho: dicen que no hay mujeres. Somos aún un apéndice de la historia.

Por ello, mujeres pioneras y visionarias se asociaron para poder tener su habitación propia, contra esa sociedad hostil, consiguiendo que hoy estemos reivindicando su olvido y alabando su función, tanto en el desarrollo del feminismo, como en las artes. 

Demos pues un paseo por nuestras pioneras olvidadas:

María de Maeztu. Oleo pintado por su hermano, Gustavo

María de Maeztu (1881-1948), pedagoga, miembro de la Institución Libre de Enseñanza, directora de la Residencia de Señoritas, miembro de la Junta del Instituto Escuela, co-fundadora del Lyceum Club de Madrid, miembro de la sección de educación de la Asamblea Nacional durante la dictadura de Primo de Rivera, vocal del Consejo de Instrucción Pública, miembro del Consejo Nacional de Cultura...una gran mujer que ayudó e impulsó la educación entre las mujeres, empoderándolas.


Otra historia es su cambio ideológico tras la guerra, lo cual se puede explicar por la muerte de su hermano Ramiro. Preferimos quedarnos con la mujer que hizo posible tantos y tantos proyectos educativos, sociales y culturales durante los años 20 y 30. Recomendamos la lectura de su sobrina-nieta MARÍA JOSEFA LASTAGARAY, María de Maeztu Whitney. Una vida entre la pedagogía y el feminismo (Editorial La Ergástula). 


María Goyri

Durante el curso 1891-1892, dos mujeres comienzan a asistir a los cursos de la universidad de Madrid como auditoras. Los estudiantes y profesores las observaban completamente anonadados. Se trataba de María Goyri (1874-1955) y de Carmen Gallardo. Siempre acompañadas del padre de esta última. Carmen debe dejar la universidad porque su padre fallece y se casa. Pero María no lo hace y quiere legalizar su situación como alumna oficial, lo cual conseguirá, aunque con un protocolo bien estricto:



"En las clases estará separada de sus camaradas masculinos y no podrá hablar con ellos en los pasillos. Entre las clases debe quedarse en una sala al lado de la de los profesores." Mujeres de España. Las Silenciadas, de Antonina Rodrigo (1979). 


Gracias a su actitud perseverante, la vía se abre para otras mujeres, y es la primera en obtener una licenciatura en Filosofía y Letras, en 1896, convirtiéndose en Doctora en Letras, en 1909. 


Emilia Pardo Bazán

Emilia Pardo Bazán ingresó como socia del Ateneo Científico y Literario, el 9 de febrero de 1905, con el número 7925. En el recorte de prensa de La Epoca (15-02-1905) se dice textualmente:

"La inteligencia no tiene sexo, y las de la señora Pardo Bazán que no sólo honran a la Corporación que le abre las puertas, sino al país entero, que la mira como uno de sus más insignes hijos" 

Pardo Bazán participó, como primera conferenciante en el Ateneo ,antes de ser nombrada socia, en 1887, seguidas de otras que fueron editadas bajo el título La revolución y la novela en Rusia. En en la Escuela de Estudios Superiores del
Ateneo de Madrid (1896-1907) imparte además clases de literatura. 

Era lógico pues, que esta feminista adelantada a su tiempo, pidiera su acceso a este lugar de sabiduría en el que ella había participado. Es más, aparece como socia de mérito. 

Sin embargo, se le negó hasta tres veces el ingreso a la Real Academia de la Lengua (RAE), siendo catedrática universitaria, novelista, ensayista, poeta, periodista, traductora...y mujer.


Isabel Oyarzábal


Isabel Oryazábal (1878-1974) quería ser actriz, incluso hizo sus pinitos en el teatro. En el cenáculo teatral de Carmen Monné, El Mirlo Blanco, participó apasionadamente. Pero ya antes, cuando era más joven, había también participado en una compañía teatral.



Sin embargo, Isabel comenzó a tomar otra vía en su vida: periodista, intelectual, pensadora, escritora, dramaturga, filósofa, artífice como tant@s otr@s en el advenimiento de la Segunda República. Presente en todos los círculos políticos, feministas y culturales, fue una mujer completa.


Luchó como una fiera para que la No intervención durante la guerra dejase de ser una amarga realidad. Por ello, viajó por toda Europa pidiendo ayuda, así como por los EEUU. 

Desgraciadamente, nadie la oyó. 


Micaela Chalmeta en un dibujo del libro de Montserrat Duch i Planas. | Foto de la Fundación Pablo Iglesias.



Micaela Chalmeta (1858-1951) fue una mujer muy importante en el mundo de las cooperativas, además de una gran activista feminista, socialista, anticlerical y antimilitarista. 



Dirigente de la Agrupación Femenina de Propaganda Cooperativista, luchó por la inserción de las mujeres en las cooperativas, en la Cataluña de principios de siglo XX, incentivando la participación de éstas en las coopes de consumo. Chalmeta veía las cooperativas como un arma contra la sociedad de consumo capitalista.


Fue redactora de La Guerra Social (1903) i de La Internacional (1908) bajo el seudónimo de Amparo Martí, defendiendo el trabajo renumerado para las mujeres, el voto femenino, el matrimonio civil, las uniones de hecho y el derecho al divorcio.

Fundó la Cooperativa Economia Social d’Hostafrancs y fue una mujer de hechos y no de palabras, tal como se muestra en su participación en las huelgas generales de 1909 y 1918. Contra el sistema social establecido, Micaela escribía en 1911:

“No són llàgrimes, queixes i debilitats, l’arma més pròpia per lluitar d’una dona que viu en un elegant boudoir; és l’odi a un sistema social que li exigeix l’energia i l’activitat i la tracta injustament, el que ha d’inspirar tota assalariada”

"No son lágrimas, quejas ni debilidades el arma más propia para luchar de una mujer que vive en un elegante boudoir, es el odio a un sistema social que le exige energía y actividad y que la trata injustamente lo que debe inspirar a toda asalariada."

Esta mujer fue la abuela de nuestro icono de la guerra civil, de Marina Ginestà, toda una familia de revolucionari@s.

Para más información, os recomendamos el libro de Montserrat Duch (Cossetània, 2009) y Micaela Chalmeta: pionera del feminisme cooperativista (I. Miró. La Directa).


Fotografía en cristal de Zenobia leyendo. Nueva York, 1916. Casa Museo Zenobia-Juan Ramón Jiménez de Moguer.

Zenobia Camprubí, nació un 31 de agosto de 1887. En sus diarios explica cómo era su vida con Juan Ramón Jiménez, un hombre enfermizo y triste. Fue feminista sin ser consciente de ello. Trabajó en la Residencia de Señoritas de María de Maeztu como bibliotecaria, fue traductora de las obras del escritor Rabindranah Tagore, y fue una de las partícipes esenciales en la constitución del Lyceum Club de Madrid. María Teresa León reivindica así su figura:


“Zenobia Camprubí acababa de recibir el premio Nobel. Me diréis: No, estás confundida, el premio Nobel fue para Juan Ramon. Pero yo contestaré: ¿Y sin Zenobia, hubiera habido premio? (…) Si Juan Ramon era el hilo tejedor de la más alta poesia espanola, si era el padre de la generacion estupenda que nacio después del año 1920, en Espana, Zenobia era para Juan Ramon la urdimbre.” Memoria de la Melancolía, 1977, p. 310


María Blanchard con su alumna Jacqueline Rivière.MICHAEL HOUSEMAN

María Blanchard (1881-1932), de nombre María Gutiérrez Cueto, fue la gran pintora española representante del cubismo y promotora del neocubismo. 

Cuca para los amigos, abandonó España en 1919 con un profundo sufrimiento que le producían los incivilizados que se mofaban de su aspecto. En efecto, María, debido a una caída sufrida por su madre durante su embarazo, nació con una malformación que la marcó de por vida.

Quizá por eso veía y expresaba la belleza en sus cuadros, Debe formar parte del canon artístico junto a nombres como Juan Gris o Picasso.

Federico García Lorca le hizo una elegía a su muerte, he aquí una parte:

"Si los niños te vieran de espaldas exclamarían: "La bruja, ahí va la bruja!". Si un muchacho ve tu cabeza asomada sola en una de esas diminutas ventanas de Castilla exclamaría: "El hada, mirad el hada!". Bruja y hada, fuiste ejemplo respetable del llanto y claridad espiritual. Todos te elogian ahora, elogian tu obra los críticos y tu vida los amigos [...] Te he llamado jorobada constantemente y no he dicho nada de tus hermosos ojos, que se llenaban de lágrimas con el mismo ritmo que sube el mercurio por el termómetro, ni he hablado de tus manos magistrales".

Antonina Rodrigo, Mujeres para la historia, Barcelona, Ediciones Carena,2002, p. 203-204.


Acta de defunción de Halma Angélico


Halma Angélico (1888-1952), fue una verdadera "femme de lettres": trabajó el ensayo, los artículos, los cuentos, la novela y sobre todo el teatro. Fue la única mujer en representar una obra en el Madrid asediado, en 1938: Ak y la Humanidad. Fue criticada por sus propios compañeros de la CNT, al basarse en la obra de un autor ruso. 



Además, fue una defensora de los derechos de las mujeres, formando parte de la Asociación Nacional de Mujeres Españolas y siendo la última presidenta del Lyceum Club.


Y, sin embargo, al ver el acta de defunción, el olvido que facilitó el franquismo se muestra en su profesión, indicando "Sus labores".


Julia Peguero

Julia Peguero (1880-1978), maestra, miembro del Ateneo y feminista.

Co-fundadora de la primera asociación feminista española, la ANME (Asociación Nacional de Mujeres Españolas) en 1918. El órgano de la asociación, Mundo Femenino, fue dirigido por Julia desde 1932 hasta 1936, siendo la última presidenta de esta asociación pionera del feminismo español de principios de siglo.

En 1934, viendo que el feminismo era la vía posible para la política de izquierdas, fundó la Acción Política Femenina Independiente. Su intención no era mala, pero no tuvo éxito debido a su indefinición política, basándose sobre todo, en la unión de todas las mujeres, de cualquier ideología. Por ello, el Frente Popular no aceptó su coaligación. 

Fue una de las primeras mujeres a darse cuenta que el feminismo debía actuar a partir de la política. Estemos o no de acuerdo con ello, no deja de ser una mujer valiente por lanzar este movimiento.


Pilar de Zubiaurre

Pilar de Zubiaurre (1884-1970) fue una mujer polifacética: escritora, intelectual, feminista, música y marchante de arte.



Vivió la efervescencia de la cultura de la época, contribuyendo ampliamente en su desarrollo, primero con tertulas realizadas en su casa en Garai, y con la creación, junto a otras compañeras, en Madrid, del centro social y artístico femenino más importante del momento: el Lyceum Club.


Amiga de Juan Ramón Jiménez, Ortega y Gasset, García Lorca, Alberti, Concha Méndez...Fue una de las impulsoras de la revista Hermes: Revista del País Vasco (1917-1922). Y siempre estuvo muy ligada a su tierra.

Muy implicada en las ideas republicanas de Don Manuel Azaña, Pilar tuvo que exiliarse a México, donde continuó escribiendo sobre su querida tierra vasca.

Sin embargo, pasa completamente desapercibida de la Historia, ensombrecida por las figuras de sus hermanos, los pintores Valentín y Ramón Zubiaurre y por ser la esposa del crítico de arte Juan de la Encina. Como sabemos, las mujeres de esta época no debían tener como objetivo una vida independiente, sino que estaban destinadas al matrimonio. 

Precisamente, Miriam Alzuri Milanés ha escrito un libro sobre esta problemática, cuyo título es muy sugerente: PILAR DE ZUBIAURRE. En la penumbra familiar. Esta problemática la encontramos en todas las mujeres de nuestra Edad de Plata. Saquémoslas del olvido!

Lorca le dedicó un poema que nadie estudia hoy en día:

Tres ciudades
A Pilar Zubiaurre

Malagueña
La muerte 
entra y sale 
de la taberna. 

Pasan caballos negros 
y gente siniestra 
por los hondos caminos 
de la guitarra. 

Y hay un olor a sal 
y a sangre de hembra, 
en los nardos febriles 
de la marina. 

La muerte 
entra y sale 
y sale y entra 
la muerte 
de la taberna.



Faltan muchas, muchísimas aún. Esto no ha hecho más que comenzar.